Las variaciones de Trump

Por: Raúl Bonifaz @Bonifaz49

Con Donald Trump nada es seguro, excepto que de hecho todo puede cambiar de un momento a otro. Cabe hacer un análisis sobre diversas hipótesis acerca de su comportamiento, ¿es acaso un chivo en cristalería?, ¿es una calculada avanzada hacia un nuevo orden económico mundial?, ¿o es un profeta del pasado capitalista?

La respuesta es simple, Trump tiene, de todo, un poco. Sin embargo, esa característica plantea nuevos cuestionamientos, como cuál es el componente más peligroso de esa mezcla, y quiénes pueden ser los beneficiarios o víctimas de ese coctel volátil.

La idea de que se trata de un chivo en cristalería es peregrina. Nadie o muy muy pocos serían capaces de hacer una travesura semejante. Además, los chivos no necesariamente harían tantos destrozos; los chivos, como muchas especies, solamente cargan las calumnias que les atribuyen los hombres o las mujeres.

La segunda pregunta es en el sentido de que sea la avanzada de un nuevo orden económico mundial. Es decir, si se trata de un personaje que encabeza una corriente del proteccionismo que muchos capitalistas desearían, pero que temen pedir o exigir.

Seguramente este asunto ya lo hemos examinado, pero vale la pena insistir, porque en la mayor parte de los análisis que conocemos pasa desapercibido. El tema es el mismo: si hay o no una nueva transformación en la marcha del esquema capitalista mundial.

El planteamiento proteccionista no es nuevo. Tiene más de 250 años y su historia también es de variaciones. Es fácil de entender que se trata de no permitir que otros empresarios vengan a los terrenos cerrados a hacer negocios y, por lo general, esos terrenos cerrados han sido los países y Estados Unidos es un… país. Pero, pongamos otro ejemplo.

En un pueblo de Chiapas, los lenones se oponen a las ferias. Lo hacen porque durante estos eventos llegan muchachas de otras partes, incluso de otros países de América Central. Los empresarios locales ponen el grito en el cielo y hasta sacan a relucir el nacionalismo mexicano. Casi acusan de traidores a la patria a los parroquianos que, al menos durante la feria, dejan de consumir lo que el país produce. Los lenones locales se defienden y aceptan la entrada de la competencia externa solamente si pagan una cuota extra: ¡un arancel! 

Bueno. Dejemos ese ejemplo que puede escandalizar, aunque los ejemplos extremos, decían algunos jesuitas en sus primeros tiempos, son mejores porque el asombro es bueno para que se recuerde siempre. En otros términos, el proteccionismo ha vuelto, pero hay otras preguntas: ¿funciona hoy con los modernos corporativos?, ¿funciona hoy con las economías de escala?, ¿funcionaría hoy con dinero que ya no es dinero?  Y… ¿acaso todos saldremos perjudicados?

Los grandes corporativos, los de composición orgánica más intensa (es decir, con activos poco movibles como las grandes plantas productoras), no son fácilmente desmontables y mucho menos transportables.

Recordemos que solo hay un cuatrienio disponible, a menos que haya otra reelección de Donald Trump; así que no se van a mover tan fácilmente. A lo mejor, la situación geográfica de nuestro país nos da ventajas que no hemos explorado como debe hacerse y, sobre todo, nos falta valorar de manera correcta al T-MEC. Valorar al TLC en lo que realmente ha representado. El tema, con sus variaciones en la forma, debe ser atendido.

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