México y Guatemala, un mismo cielo

Por: Rosy Urbina @RosyUrbinaTap

Hace unos días sostuve una reunión con José Luis Alvarado, Cónsul de México en Tecún Umán, Guatemala. Dialogamos sobre los desafíos y oportunidades que tiene nuestro país en la frontera sur. El Cónsul tuvo la gentileza de obsequiarme el libro México–Guatemala: la frontera que nos une, una obra para comprender la relación que guardamos con el país vecino.

La frontera sur de México es un espacio que formó parte de la antigua Capitanía General de Guatemala, una unidad política del virreinato que agrupaba a lo que hoy conocemos como los países de Centroamérica. De ahí proviene la hermandad entre nuestras naciones, con raíces que van más allá de los límites nacionales establecidos en la modernidad. Esta historia llena de tradiciones, gastronomía, lenguas originarias, festividades y valores comunitarios nos muestran que la cultura se comparte a través de la frontera.

Hoy en día, en la frontera sur se entrecruzan múltiples realidades: migración, comercio, cultura, seguridad, medio ambiente. Es un espacio donde las problemáticas no reconocen barreras geográficas y donde las soluciones deben construirse de manera conjunta.

Desde el Grupo de Amistad México–Guatemala, del cual recientemente me nombraron presidenta, buscamos impulsar la diplomacia parlamentaria como una herramienta clave para tender puentes entre nuestras sociedades.

Estos espacios permiten fomentar el intercambio de experiencias legislativas, promover proyectos culturales binacionales, abrir el diálogo con actores locales y fortalecer la cooperación entre autoridades de ambos países. Nos corresponde dar voz a las regiones fronterizas, visibilizar sus necesidades y respaldar iniciativas que reconozcan su potencial como motor de desarrollo y entendimiento regional.

La frontera entre México y Guatemala comparte un mismo cielo, donde el águila y el quetzal realizan su majestuoso vuelo, recordándonos que la identidad y la hermandad no entienden de límites geográficos.

Continuemos tejiendo, desde cada rincón posible, una frontera que no divida, sino que abrace, una frontera de cooperación, de paz y de hermandad. Que este año, en el que celebramos 175 años de relaciones diplomáticas entre México y Guatemala, sea más que una fecha en el calendario; que sea el eco de una voluntad compartida para construir un presente digno y un mañana de prosperidad para ambos pueblos.

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