Por una Estrategia Migratoria Nacional

Por: Rosy Urbina @RosyUrbinaTap

Recorrer Chiapas me ha permitido escuchar historias que reflejan los retos y oportunidades de la migración. Al frente del gobierno de Tapachula, conocí a Juan, un migrante tzotzil que dejó su hogar junto a su hijo Miguel en busca de una vida mejor en Estados Unidos. Como muchos, su objetivo es enviar dinero a su comunidad.

También, las personas de otras nacionalidades que hoy se encuentran en los municipios de la Frontera Sur, especialmente en Tapachula, buscan apoyar o reencontrarse con sus paisanos o familias. Tal es el caso de Damaris, de origen cubano, que labora en una estética mientras espera su trámite migratorio para poder reunirse con su esposo que ya se encuentra en Seattle, Washington. Igualmente, varios habitantes de la región del Soconusco migran para reunirse con los suyos. Por eso, las deportaciones masivas anunciadas por Trump, en lugar de disuadir, han motivado caravanas migrantes que buscan llegar antes de la toma de poder en EU.

En su discurso de los 100 días, la presidenta Claudia Sheinbaum reafirmó que la política migratoria mexicana se basa en el humanismo y la fraternidad, y recordó que el TMEC es crucial para el crecimiento de América del Norte y para enfrentar los desafíos económicos globales. En 2024, México recibió 65 mil millones de dólares en remesas, pero los migrantes aportan mucho más a la economía estadounidense. Además, México es el principal socio comercial de Estados Unidos.

Nuestra política migratoria se alinea con el Pacto Mundial para la Migración al buscar un flujo seguro, ordenado y regular, fomentando la inserción laboral y atendiendo las causas estructurales de la migración. Frente a nuevos retos, debemos fortalecer nuestra estrategia con una administración eficiente y coordinación institucional. Ejemplos como la Unión Europea muestran que facilitar la migración legal impulsa las economías. En España, la reforma a la Ley de Extranjería aumentó su PIB en un 2.9%, demostrando que una gestión adecuada es sinónimo de desarrollo.

Una estrategia nacional que combine derechos humanos, eficiencia administrativa y relaciones bilaterales respetuosas convertirá los retos migratorios en fortalezas. La migración es una oportunidad para crecer como región y humanidad.

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