Puerto Príncipe, la capital de Haití, quedó prácticamente paralizada este lunes, con escuelas y bancos cerrados, tras la declaración del estado de emergencia debido al asalto por parte de pandillas a una prisión que permitió la fuga de miles de reclusos.
Pocas personas se aventuraron a salir a las calles, apenas para comprar elementos esenciales como agua y combustible, luego del toque de queda decretado la noche del domingo.
La fuga masiva de la Penitenciaría Nacional, la principal cárcel del país, ocurrida tras el ataque pandillero que dejó al menos una docena de muertos, se produjo en medio de una nueva oleada de violencia en Puerto Príncipe, donde bandas armadas que controlan gran parte de la ciudad han atacado el aeropuerto internacional y edificios policiales.
Esto llevó al gobierno el domingo a decretar el estado de emergencia en el departamento Ouest, que incluye Puerto Príncipe, y el toque de queda en la capital entre las 18H00 y las 05H00 locales hasta el miércoles 6 de marzo, informó un comunicado oficial.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se declaró este lunes “muy preocupado por el rápido deterioro de la situación de seguridad” en Haití.
Guterres “reitera la necesidad de una acción urgente, especialmente para dar apoyo financiero a la misión multinacional de seguridad” respaldada por Naciones Unidas, afirmó su portavoz, Stephane Dujarric.