Me niego a pensar que la política se redujo a un mercado de promesas, vendedores y productos chatarra. Efectivamente, hay productos y candidatos chatarra, que no sirven para nada. No hay productos milagro, ni mucho menos candidatos milagro. Quien te diga que puede resolver todo, en realidad no puede resolver nada.
Menos creo en la cara oscura de la política; me refiero a aquella que administra ambiciones, difama contendientes, inventa problemas, fomenta miedos y paga campañas de odio. Los modernos profetas del apocalipsis. Joseph Goebbels: una mentira dicha mil veces se vuelve verdad. La mentira siempre será mentira, aunque de la infamia algo queda.
La política platónica, a falta de mejor nombre, no existe. Hablo de aquella que se da entre los hombres sabios, de confrontación de ideas, de reconocimiento a logros y méritos del adversario, de apego a la ley y la democracia. La política no la hacen los Dioses o los semidioses de la mitología griega; tampoco los filósofos, poetas o pintores. La hacen los hombres y mujeres de carne y hueso. Los inmersos en la lucha por el poder. Por esto, la política es de bronce, de un metal fuerte, pero no precioso como el oro o la plata.
México lleva dos años y medio en campaña electoral. Una sucesión hiper adelantada, que se ajusta a los intereses de los partidos, pero va en contra de los ciudadanos. En este mes iniciamos la última etapa, que formalmente es la primera del calendario electoral oficial.
Un buen servidor público es tal, en tanto no es picado por el gusanillo del poder; es decir, mientras no aspira a un siguiente cargo de mayor rango o bien repetir en el mismo si la ley lo permite. Cuando esto ocurre, mujeres y hombres se transforman. Como en la novela clásica de Robert L. Stevenson, El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde.
No es verdad, o mejor dicho no es totalmente cierto que en el actual proceso electoral, de ahora y del pasado, se disputen dos proyectos de nación como lo repiten una y otra vez candidatos, partidos y voceros. Connotados historiadores y filósofos, como Edmundo O´Gorman, en su libro México, el trauma de su historia, reflexionó sobre este falso dilema desde la década de los años setenta del siglo pasado. Un libro olvidado por la historia oficial y prácticamente imposible de conseguir en estos tiempos.
Los políticos están muy metidos en la política. Crean su universo paralelo, donde se convierten en el Señor Sol. ¿Qué es la vida de un hombre ante la fuerza de un pueblo? Nada. Los ciudadanos estamos solos y debemos aprender a defendernos por nosotros mismos. ¿Anarquismo? No, simple realidad. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
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