Tras dos días de deliberaciones en el cónclave, la fumata blanca emergió este jueves desde la Capilla Sixtina, anunciando al mundo que los cardenales han elegido al sucesor del Papa Francisco. Miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro estallaron en aplausos al ver el humo blanco, confirmando la elección del 267º pontífice de la Iglesia Católica.
El nuevo Papa, cuyo nombre aún no ha sido revelado, asumirá el liderazgo espiritual de más de 1.400 millones de católicos en todo el mundo. Según la tradición, el cardenal protodiácono, el francés Dominique Mamberti, proclamará el histórico “Habemus Papam” desde el balcón de la basílica de San Pedro, seguido de la bendición “urbi et orbi” del nuevo pontífice.
El proceso de elección, que comenzó tras el fallecimiento del Papa Francisco el pasado 21 de abril, reunió a 133 cardenales electores de cinco continentes, convirtiéndose en uno de los cónclaves más diversos en la historia de la Iglesia. El nuevo pontífice necesitó al menos dos tercios de los votos para ser elegido, aunque los detalles de las votaciones permanecerán en secreto, a menos que él decida revelarlos.
El sucesor de Francisco enfrentará múltiples retos, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Entre los temas urgentes se encuentran la lucha contra los abusos sexuales, la crisis de vocaciones religiosas, el papel de la mujer en la institución y los conflictos globales, así como la creciente influencia de gobiernos populistas y la emergencia climática.
Según el ritual vaticano, tras su elección, el nuevo Papa se dirige a la llamada “Sala de las Lágrimas”, un pequeño recinto detrás de la Capilla Sixtina, donde reflexiona sobre la enorme responsabilidad que acaba de asumir. Allí se viste por primera vez con la sotana blanca papal antes de presentarse ante el mundo.
En los próximos días, el nuevo pontífice celebrará una misa de investidura ante líderes religiosos y políticos de todo el globo, marcando el inicio de su pontificado.