El papa Francisco, de 88 años, continúa hospitalizado en estado crítico debido a una neumonía bilateral, aunque pasó una buena noche y se encuentra descansando, informó el Vaticano este lunes. El pontífice argentino lleva once días internado, lo que marca su hospitalización más prolongada desde que asumió el liderazgo de la Iglesia católica en 2013.
Según fuentes vaticanas, Francisco puede levantarse, comer con normalidad y no experimenta dolor, además de mantener un buen estado de ánimo. Sin embargo, su cuadro clínico sigue siendo delicado y continúa recibiendo oxígeno a alto flujo para estabilizar su respiración.
A pesar de algunas mejoras, el último parte médico publicado el domingo por la noche señala que su estado sigue siendo complejo. Si bien su anemia ha mejorado y su trombocitopenia —disminución de plaquetas en la sangre— se ha mantenido estable tras recibir transfusiones, los médicos han detectado signos de insuficiencia renal leve, actualmente bajo control.
El deterioro en su salud se hizo más evidente el sábado, cuando sufrió un ataque asmático prolongado que requirió oxigenoterapia intensiva, además de la administración de nuevas transfusiones sanguíneas debido a problemas hematológicos.
El doctor Abele Donati, jefe de anestesia y cuidados intensivos del Hospital Universitario de las Marcas, advirtió en una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera que la insuficiencia renal detectada “podría indicar la presencia de sepsis en fase inicial”.
“Es la respuesta del organismo a una infección en curso, en este caso de los dos pulmones”, explicó Donati, lo que incrementa la preocupación en el Vaticano y en el mundo católico.
Hasta el momento, el Vaticano no ha ofrecido detalles sobre una posible fecha de alta, manteniendo la cautela ante la evolución de la salud del pontífice.
