Este viernes, Mark Carney, exdirector del Banco Central de Canadá y del Banco de Inglaterra, juró como nuevo primer ministro de Canadá, sucediendo a Justin Trudeau en un momento crítico para el país, marcado por tensiones comerciales y diplomáticas con Estados Unidos.
Carney, quien cumplirá 60 años este domingo, asumió el cargo en una ceremonia en Ottawa ante la gobernadora general Mary Simon, representante del rey Carlos III, jefe de Estado de Canadá. Su llegada al poder se produce en un contexto de creciente incertidumbre debido a las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump, quien ha impuesto aranceles a las importaciones canadienses y ha sugerido en repetidas ocasiones la posibilidad de anexar a Canadá como el “estado 51” de Estados Unidos.
En su discurso de toma de posesión, Carney reiteró su compromiso con la soberanía canadiense, declarando: “Canadá nunca jamás será parte de Estados Unidos, de ninguna manera”. Esta afirmación, que ya había expresado tras ser elegido líder del Partido Liberal la semana pasada, refleja la firme postura del nuevo gobierno frente a las presiones de su vecino del sur.
Carney, un novato en la política partidista pero con una amplia experiencia en el ámbito financiero, fue elegido por el Partido Liberal para suceder a Trudeau, quien gobernó el país durante una década (2015-2025) y anunció su dimisión en enero pasado tras perder apoyo político. La elección de Carney responde a la esperanza de que su experiencia al frente de instituciones financieras durante crisis económicas globales pueda brindar estabilidad en un momento en que Canadá enfrenta una guerra comercial potencialmente devastadora con Estados Unidos.
Aunque Carney nunca ha sido elegido para un cargo público, su habilidad para liderar en tiempos de crisis será puesta a prueba en los próximos meses. Se espera que Canadá celebre elecciones generales este año, lo que añade presión adicional a su mandato.
Mientras tanto, el nuevo primer ministro ha expresado su disposición a trabajar con el gobierno de Trump para resolver las disputas comerciales, aunque ha dejado claro que la soberanía de Canadá no está en discusión. “Estamos dispuestos a encontrar vías para trabajar conjuntamente con Estados Unidos, pero siempre en términos que respeten nuestra independencia y nuestros intereses nacionales”, afirmó Carney.