El peso mexicano registra una notable fortaleza en las últimas jornadas, impulsado por indicios de desaceleración en la economía estadounidense y un incremento en la demanda global de activos de riesgo. Factores como la moderación en aranceles comerciales y datos económicos que sugieren un menor dinamismo en EU están beneficiando a las monedas emergentes, en especial a las de América Latina.
Entre los detonantes de esta tendencia destaca el reciente discurso del presidente Donald Trump, quien en su mensaje por los 100 días de gobierno insinuó una posible reducción de aranceles para el sector automotriz, así como futuros acuerdos comerciales con India y Corea del Sur. Estas señales han generado expectativas positivas en los mercados, a la espera de los datos del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre y del índice de gasto personal (PCE) en EU, que podrían definir la trayectoria del dólar en las próximas semanas.
Analistas destacan que, en un escenario de menor presión inflacionaria y posibles ajustes en la política monetaria de la Reserva Federal, las divisas latinoamericanas, incluido el peso, podrían extender su rally. No obstante, advierten que la volatilidad podría repuntar en función de nuevos indicadores económicos y decisiones geopolíticas.