Pareciera que Ecuador está en ruta de demolición, ya que el pasado viernes agentes de la policía ecuatoriana irrumpieron a la fuerza en la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien estaba refugiado en la misión diplomática mexicana. Por estos hechos el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la ruptura de las relaciones diplomáticas con Ecuador, ante una clara y grave violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, particularmente el principio de inviolabilidad de las embajadas.
Pero no sólo es la violación a la integridad de la embajada mexicana, sino también el desprecio a la costumbre latinoamericana de otorgar refugio o asilo a cualquier persona que lo necesite. Ejemplos hay muchos, y uno de ellos es el caso de Julián Assange, fundador de WikiLeaks, que en 2012 se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres por las filtraciones de información clasificada, y estuvo ahí 7 años hasta 2019, cuando fue detenido por la policía de Londres al interior de la embajada, toda vez que el gobierno de Ecuador, en ese entonces bajo el régimen de Lenin Moreno, le retiró la condición de asilo y autorizó su arresto. Pero que hayan tardado tanto tiempo en detenerlo no es porque les haya faltado valor, sino entendían la estupidez que significaba irrumpir por la fuerza en una Embajada, y en todo momento Reino Unido respetó la Convención de Viena.
La inmunidad de las sedes diplomáticas es un mecanismo fundamental para tener la paz, y su violación constituye no sólo una transgresión al orden internacional, sino que es también una insensatez política. La torpeza de Noboa es proverbial, ya que éste no es un hecho aislado, también tuvo un incidente gravísimo con Rusia, debido a que intercambió armamento ruso por armamento estadounidense con Washington, lo que ocasionó tensión diplomática entre Rusia, y que este último prohibiera la importación de plátano ecuatoriano.
Puede que la extracción sea el preludio de un crimen de Estado, ya que recientemente trasladaron a Glas a un hospital por supuestamente intentar suicidarse por sobredosis. La realidad es que Ecuador está en proceso de descomposición y no por la supuesta intervención de México, sino por las malas decisiones de su gobierno actual; estas bobadas sin duda tendrán costos y quedarán grabadas en la historia universal de la torpeza diplomática. Independientemente del desenlace nadie puede meter las manos al fuego por Glas, pero incluso en el peor de los casos se pudo haber hecho una intervención sin personal armado; ¿qué le costaba a la policía de Ecuador esperar a que Glas saliera por un vehículo de la embajada y detenerlo?, de ser un tema que pudo haber sido de tránsito local, escaló a un conflicto diplomático con consecuencias en toda Latinoamérica. La vergüenza caerá no sobre el pueblo de Ecuador, pero sí y sobre todo contra el torpe de Noboa, que será recordado como el Nerón latinoamericano.