Se cumplió un mes de que el huracán Otis devastara Acapulco. En este tiempo se han expresado con claridad las fortalezas y debilidades de las instituciones del Estado mexicano; así como revelado de cuerpo entero la solidaridad y la miseria humana ante desastres naturales.
Lo mejor: la fortaleza, temple y trabajo de los acapulqueños. Gente buena, mujeres y hombres que no se rinden ante la adversidad. Perdieron todo lo material, pero conservan lo principal, la vida y la voluntad. Importante la solidaridad, las donaciones de personas de todos los sectores sociales; así como, las decisiones de la iniciativa privada de apostar por Acapulco. Bien por las instituciones del Estado, Ejército, Marina y Guardia Nacional; Cruz Roja, CFE, IMSS, DIF y Protección Civil.
Lo peor: los saqueadores y los políticos que tratan de sacar beneficios de la tragedia. Las autoridades ahí están, lo que hacen es importante, pero han sido rebasadas por la sociedad. El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció un plan para la reconstrucción que coordinarán la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde y la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado.
El plan es correcto, pero da la impresión de que dista mucho de lo que la reconstrucción de Acapulco necesita y sus pobladores merecen.
Antes de Otis, Acapulco había perdido su esplendor y atravesaba por un periodo oscuro, marcado por la corrupción, el narcotráfico, la violencia, falta de oportunidades y la devastación ecológica. El gobierno federal tiene la oportunidad y la obligación de diseñar, proponer y ejecutar un plan de reconstrucción integral para el puerto, con la participación de los pobladores, los sectores económicos y la sociedad civil.
El inicio del plan de reconstrucción debe arrancar en el último año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y ser uno de los proyectos estratégicos de la siguiente administración, sea cual sea el resultado de las elecciones del próximo año. Para la gobernadora, Evelyn Salgado representa el mayor reto y compromiso para su gobierno. Si lo entiende así, avanzará en el sentido correcto; si pretende nadar de muertito, la sociedad guerrerense la rechazará.
Los opositores criticaron la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de que los propios acapulqueños reconstruyeran sus viviendas. Como lo manejaron los medios suena absurdo, como una burla para una sociedad sumida en la tragedia, el propio mandatario no fue lo suficientemente explícito al explicar su propuesta.
Que el gobierno contrate a los habitantes para que reconstruyan sus viviendas y les proporcione materiales, es una decisión clave. Tiene un sustento en la teoría económica de John Keynes, donde el Estado es el único que puede ser el detonante para salir de esta crisis. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.
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