Tras dos meses de intensos enfrentamientos entre Hezbolá e Israel, un alto el fuego ha permitido que cientos de miles de libaneses desplazados inicien su regreso a casa.
Este miércoles, con el amanecer, la tregua entró en vigor, poniendo fin a un conflicto que dejó una profunda huella en la nación levantina. Ciudades y pueblos, especialmente en el sur del país, bastión de Hezbolá, quedaron marcados por los bombardeos.
A pesar de los daños y las pérdidas humanas, el ánimo de los libaneses es palpable. Miles de personas, muchas de ellas cargadas con pertenencias básicas, se dirigieron hacia sus hogares, ansiosas por reconstruir sus vidas.
Mientras los civiles celebraban su regreso, Hezbolá proclamó la victoria, atribuyéndola a la intervención divina. El movimiento islamista aseguró que sus milicianos permanecen en alerta, listos para enfrentar cualquier eventualidad.
Por su parte, el ejército israelí anunció el fortalecimiento de su presencia en la frontera sur, a la vez que restringió los movimientos de población en la zona durante la noche. Esta medida busca garantizar la seguridad y evitar posibles incidentes que puedan poner en riesgo la frágil tregua.