La reciente depreciación del peso frente al dólar no debe generar preocupación entre la población, señalaron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Moritz Alberto Cruz Blanco, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), instó a mantener la calma y no hacer eco de noticias alarmistas, afirmando que no hay señales de alarma significativas.
Según Cruz Blanco, estas variaciones son naturales y la preocupación principal proviene de quienes poseen activos financieros. Sin embargo, el impacto en el “ciudadano de a pie” es mínimo, ya que la depreciación del peso, que ha pasado de 16 a 18 pesos por dólar, no es dramática y no se espera que se traduzca en un aumento significativo de la inflación.
Roberto Valencia Arriaga, profesor de la Facultad de Economía (FE) y tutor de posgrado, indicó que la alarma solo se encendería si la situación persistiera, pero confía en que el Banco de México tomaría medidas para evitarlo, en línea con su mandato de mantener la inflación controlada. La intervención del banco central podría incluir la oferta de más dólares o el aumento de la tasa de interés para atraer inversiones.
Valencia Arriaga también señaló que la actual depreciación, de poco más del ocho por ciento, no se compara con crisis anteriores, como la de 1994, cuando la depreciación alcanzó casi el 60 por ciento en dos semanas, o la crisis de 2008, con una depreciación del 18.03 por ciento. La reciente declaración de la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, sobre la posible intervención en caso de mayor volatilidad, ha contribuido a estabilizar los mercados.
Cruz Blanco añadió que la depreciación del peso puede tener efectos positivos para ciertos sectores, como los exportadores y quienes reciben remesas, y recordó las medidas precautorias tomadas por la Secretaría de Hacienda, como el pago anticipado de deuda, que ha demostrado la liquidez del país para cumplir con sus compromisos en moneda extranjera.
Finalmente, los expertos concluyeron que no hay síntomas de una crisis y que los indicadores macroeconómicos permanecen estables, con pronósticos positivos de crecimiento y estabilidad. En lo que va del sexenio, el promedio del tipo de cambio ha sido de 19.55 pesos por dólar, lo que sugiere que la economía mexicana puede soportar depreciaciones moderadas sin efectos nocivos significativos.
