En las últimas fechas, se ha vuelto una constante la aspiración de ciertos grupos de jóvenes por el emprendimiento, esto es, de acuerdo con la Universidad de Stanford, un individuo o un pequeño grupo de socios que se aventuran a un camino original para crear un nuevo negocio asumiendo ciertos riesgos.
Obviamente, es absolutamente encomiable y pudiera convertirse en un pilar de desarrollo, sin embargo, es de la mayor conveniencia estar claros que emprender significa hacer empresa, un trabajo y compromiso extraordinarios, con una autodisciplina, creatividad y claridad como elementos fundamentales.
Pero en algunos casos se ha malentendido y se ha hecho equivalente a no estar sujeto a un horario, evadir responsabilidades laborales y, en cierta forma, un desprecio al trabajo asalariado; pareciera una especie de lotería en la que hacer una aplicación o un gadget es suficiente para hacer una fortuna sin trabajar.
El emprendimiento requiere del trabajo duro y el compromiso, no lo sustituye, implica dedicar cantidades enormes de tiempo y esfuerzo para cumplir con obligaciones fiscales, llevar la contabilidad, mercadotecnia, gestión de marca, búsqueda de colaboradores y patrocinadores, y todo lo que se necesita para diseñar, lanzar y administrar un negocio.
Suponer que, con dos horas de trabajo en Starbucks, subir videos a redes sociales, fotos a Instagram o ser influencer en Tiktok o YouTube es suficiente para generar riqueza, no sólo es engañoso, sino que puede generar mayores frustraciones y al final no llegar a ningún lado. Sin duda hay algunos casos de éxito, pero son los menos.
Es fundamental que nuestras y nuestros jóvenes tengan una visión clara del emprendimiento, que va de la mano con características como la innovación, la toma de riegos, adaptabilidad, planificación estratégica, persistencia, ética y responsabilidad, pero, sobre todo, debe tener una visión social, humanista, solidaria y un enfoque basado no sólo en la comodidad del cafecito, sino en la generación de riqueza, empleos y el bienestar para la comunidad.
Emprender puede ser un motor poderoso para resolver los problemas comunitarios y una herramienta de autorrealización y felicidad para quienes entren a esta aventura. En los próximos años veremos los frutos de muchos emprendimientos que se estén realizando, pero lo más importante no serán las ganancias económicas, sino lo que hicieron las empresas con propósito y el legado social de lo que aportaron a sus comunidades, por eso el emprededurismo sí, pero con la visión correcta.