El pasado lunes 26 de febrero Amazon anunció la construcción de su centro de datos en Querétaro, la primera instalación de este tipo en México, que permitirá el procesamiento y almacenamiento en la nube en la región. El proyecto es favorable para México y para Querétaro porque representa una inversión de 5 mil millones de dólares, y el tema no es menor; hace unos años Amazon realizó un proceso de competencia entre ciudades para elegir donde construir sus segundas oficinas centrales, al cual se inscribieron 238 ciudades como Denver, Atlanta, Seattle y Nueva York, y al final no ganó ninguna de éstas, las oficinas se construyeron en Arlington, Virginia y no en Silicon Valley, donde usualmente se construyen las compañías de tecnología, por lo que esta construcción en Querétaro es histórica en muchos sentidos.
Sin embargo, la pregunta de fondo es: ¿será únicamente un negocio privado o podrá tener una política social que sea un determinante de prosperidad compartida? Que genere riqueza no significa en automático que vaya a impactar de manera favorable, se tendrán que revisar las medidas de mitigación y que el beneficio del corporativo no sea en perjuicio de las comunidades; pero, sobre todo, cuáles van a ser los compromisos de la empresa con los queretanos. Pero no todo lo que brilla es oro, no porque sea tecnológico significa un beneficio.
Un ejemplo en Querétaro es el Centro de Innovación y Tecnología Creativa, mejor conocido como “Bloque”, un proyecto con una inversión de 500 millones de pesos que serán aportados por el municipio, pero que al final será para concesionarlo a un particular y no para el beneficio de la ciudadanía. ¿Por qué el municipio tendría que construir un edificio para un particular que tendrá el usufructo? Esto exhibe de cuerpo completo una acción de gobierno en la que se usa el dinero del pueblo para beneficiar a privados, ¿no hubiera sido más sensato invertir en drenajes, recolección de basura, pavimentación o iluminación en colonias como Santa María Magdalena, la Menchaca, Lomas de Casa Blanca, o en las comunidades de Santa Rosa Jauregui?
Sin duda es una buena noticia el aumento de la inversión extranjera, es aún mejor que sea una industria no contaminante y que no demande agua, pero sería más valioso si tuviera una visión comunitaria, de desarrollo y prosperidad compartida. México tiene una vocación de grandeza, y ante el inminente triunfo de la Dra. Claudia Sheinbaum, el país se visualiza como una potencia mundial; y no solo son buenos deseos, George Friedman, en su libro “Los próximos 100 años: un pronóstico para el Siglo XXI” augura que México, al igual que Turquía, serán a finales del siglo las principales potencias económicas del mundo. Además, el presidente López Obrador ha creado condiciones macroeconómicas como la estabilidad y fortaleza del peso; con todo eso hoy, por primera vez en 21 años, desplazamos a China como el principal socio comercial de Estados Unidos, y además registramos una cifra histórica de inversión extranjera directa de más de 36 mil millones de dólares.
Lo que debe quedar claro son dos cosas: que proyectos como el “Bloque” desprestigian este tipo de acciones; y segundo, que la acción del gobierno se debe centrar en las personas, su felicidad y su dignidad, y no en el negocio de unos pocos, por lo que la conducción adecuada en los próximos años puede ser el siguiente paso de México para convertirse en un líder mundial.