Hay días que parecen ordinarios y no lo son, uno de estos fue el 20 de agosto, cuando se realizó la Convención Nacional Demócrata, que es extraordinaria por tres puntos relevantes. El primero es la unidad de los demócratas con Kamala Harris que sin duda cambiará la correlación de fuerzas; lo segundo es el regreso de los Obama a la política activa y la transferencia simbólica de sus activos para Kamala; y lo último, y más valioso, es el retorno del debate basado en conceptos e ideas más sofisticadas en la elección presidencial de Estados Unidos, en especial porque Trump se dedicó a caricaturizar y expresarse con aforismos mezquinos, mientras que Biden sólo se enfocó en saludar a amigos imaginarios.
Además, por la derecha estadounidense ya no está Steve Banon por ingresar a prisión, quien era el ideólogo de Trump, mientras que la izquierda extraña a Bernie Sanders. La realidad es que era una elección hueca sin ideólogos, sin una propuesta seria de proyecto de nación, hasta que los Obama llegaron. Los discursos de Michelle y Barack son tan trascendentales que han generado comentarios sobre su contundencia, e incluso celebridades como Magic Johnson los han catalogado como “los mejores discursos de la historia” de Estados Unidos.
La ex primera dama apoyó públicamente a Kamala y dijo ambas comparten los mismos valores, de trabajo duro, humildad, sacrificio y decencia; también se ganó una gran ovación cuando volvió a mencionar el eslogan remasterizado de Barack: la esperanza está regresando. Por su parte el ex presidente afirmó que Harris será la próxima Presidenta de los Estados Unidos y aseguró que actualmente su país vive tiempos de división, desconfianza, centrados más en lo que pasa en los celulares que con quienes nos rodea, pero que aún así, se sigue alimentando a los más pobres, cuidan a sus veteranos y celebran cada medalla de oro en los Olímpicos, es decir, hay unidad pero sobre todo, esperanza.
Algo que no pasa desapercibido en estos discursos es que son muy cercanos a los conceptos del humanismo que ha planteado el Presidente López Obrador y manejan un concepto que es fundamental en la política actual: la decencia. Estados Unidos necesita políticos decentes, que reconozcan el verdadero sentido de ser servidor público: mejorar las condiciones de vida de todos. Kamala podría ser la primera presidenta de los Estados Unidos en 248 años, y gracias al regreso de los Obama, la esperanza contraataca.