De los temas desagradables del inicio de año, siempre es la cuesta de enero, pero esta ocasión toma otra dimensión a nivel global por un tema que se está haciendo cada vez mayor, que es la vivienda, y muy en especial el incremento irracional en el costo de la renta.
Todo el mundo está enfrentando una crisis importante en el aspecto inmobiliario y de alojamiento, la especulación y la migración de alto ingreso están generando un desastre social en el mundo, y las ciudades donde están los trabajos se vuelven lugares muy caros para vivir.
La voracidad, la ambición y los bajos sueldos están haciendo un fenómeno único en la historia de la humanidad, y es que las clases medias están viviendo en la calle.
El fenómeno es global, en Estados Unidos, entre 1985 y el 2023, los ingresos en promedio sólo crecieron cerca del 30%, pero las rentas se dispararon en más de 160%, haciendo una brecha impagable para la mayoría, esto sin considerar el número exorbitante de personas sin hogar en ciudades como San Francisco con más de 20 mil, Seattle con 12 mil, y Los Ángeles con más de 75 mil personas en esta condición.
Mientras tanto, en Europa, países como Alemania tienen a más de un millón de personas viviendo en la calle aun teniendo un trabajo, en particular los jubilados están sufriendo esta situación; en Portugal, la tasa de propiedad de vivienda entre los jóvenes de 25 años se desplomó un 50% en dos generaciones; y en Turquía, la renta se disparó hasta 121%generando disturbios sociales.
Por otra parte, en Asia el tema toma dimensiones gigantescas, por ejemplo, en Hong Kong rentan espacios pequeños e insalubres, departamentos subdivididos a costos increíbles lo hacen el mercado inmobiliario más inasequible.
México no es ajeno a esta lógica, pero con grandes diferencias locales, por ejemplo, en Monterrey el incremento de las rentas en 2023 fue cerca del 22%, mientras que en Querétaro fue de apenas el 3.75%.
No es novedad que las rentas suban, el punto es un fenómeno nuevo en el cual las clases medias en todo el mundo están sufriendo estos incrementos irracionales, en el que la diferencia entre el incremento del costo de vivienda y el ingreso promedio se está haciendo cada vez más amplia, además de que los modelos financieros y los precios hacen muy difícil tener en propiedad un inmueble.
Esto sintetiza muchas de las crisis que está generando el modelo neoliberal: concentración de la riqueza y del patrimonio inmobiliario, pueblos sin población y hacinamiento en otros lados, el abandono a la vivienda popular y la falta de terreno para desarrollarla. Mientras Europa y Estados Unidos gastan miles de millones en la guerra en Ucrania, sus poblaciones se están hundiendo en la pobreza y la indigencia. La agenda política en el mundo tendrá nuevos ejes más allá del conflicto Este-Oeste, el debate de fondo serán los costos de vivienda y energía.
La izquierda en el mundo surgió como una reacción a los abusos de la revolución industrial; en México se potenció a partir del sismo del 85 y la reconstrucción. Hoy el pensamiento de izquierda tiene que renovarse en todo el mundo y la brecha entre ingreso y costo de vivienda es parte fundamental. Por ello todas las ciudades deberían tener una política social de vivienda para las clases medias así como límites a la voracidad de los arrendadores. La cuesta de enero será más difícil, en particular para las clases medias y sobre todo en los países que no tienen la fortuna de contar con un gobierno de visión social.