Miles de choferes del transporte público marcharon este miércoles en La Paz para exigir soluciones ante la grave escasez de dólares y combustibles, que mantiene desde hace semanas interminables filas en las gasolineras y afecta su sustento económico.
La protesta, que recorrió ocho kilómetros desde la ciudad de El Alto hasta el centro de La Paz, refleja el descontento por una crisis económica que se arrastra desde 2023, marcada por la falta de divisas estadounidenses y el agotamiento de las reservas internacionales líquidas del país.
Al llegar cerca de la Plaza Murillo —donde se ubican el Palacio de Gobierno y el Congreso—, los manifestantes fueron contenidos por cientos de policías antimotines. Entre consignas como “¡Queremos gasolina!”, algunos exigieron la renuncia del presidente Luis Arce, cuyo mandato vence en noviembre.
Según la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Bolivia requiere diariamente 7 millones de litros de diésel y 6 millones de gasolina. Pese a los esfuerzos de la estatal YPFB por garantizar el suministro, las largas colas persisten.
La tensión se agrava con los bloqueos de carreteras en el centro del país, organizados por sectores campesinos afines al expresidente Evo Morales, quien acusa a su exaliado Arce de manipular instituciones para impedir su candidatura en las próximas elecciones.
Mientras el gobierno busca paliar la crisis con importaciones subsidiadas, la protesta social amenaza con intensificarse en medio de un escenario político polarizado.
