El gobierno de Joe Biden intensificó la tensión tecnológica con China al anunciar nuevas y estrictas restricciones a la exportación de chips avanzados utilizados para la inteligencia artificial (IA). Estos, que entrarán en vigor en los próximos 120 días, buscan limitar el acceso de Pekín y otros rivales a tecnologías clave y consolidar el liderazgo estadounidense en el campo de la IA.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo justificó la decisión argumentando que “Estados Unidos lideran el mundo en la IA ahora, tanto en el desarrollo de IA como en el diseño de chips para IA, y es fundamental que sigamos así”. Sin embargo, la medida generó una ola de críticas tanto a nivel nacional como internacional.
El gobierno chino calificó las nuevas restricciones como una “violación flagrante” de las reglas del comercio internacional y una muestra de la “generalización del concepto de seguridad nacional”. Pekín advirtió que estas medidas podrían tener un impacto negativo en las relaciones bilaterales y en la cooperación económica global.
La industria de los semiconductores también expresó su preocupación por las nuevas regulaciones. John Neuffer, director ejecutivo de la Asociación de la Industria de Semiconductores, afirmó que la decisión puede causar “un daño duradero a la economía de Estados Unidos y la competitividad global”, al ceder mercados clave a rivales.
Por su parte, el gigante tecnológico Nvidia advirtió que estas medidas, disfrazadas como una medida “anti-China”, no harán nada para mejorar la seguridad de Estados Unidos.
Las nuevas reglas imponen mayores controles sobre la exportación de chips avanzados, exigiendo autorizaciones especiales para su envío a otros países, incluso entre empresas estadounidenses. Además, se determinan parámetros de seguridad más estrictos para los centros de datos de IA que deseen importar estos componentes.