Devastación, controversia y esperanza en LA

Los incendios forestales que azotan el área metropolitana de Los Ángeles desde hace cuatro días han dejado una estela de destrucción sin precedentes. Al menos 11 personas perdieron la vida, más de 10 mil edificios fueron reducidos a cenizas y millas de hectáreas quedadron calcinadas.

Si bien el viento, principal impulsor de las llamas, comenzó a amainar el viernes, la ciudad se encuentra sumida en una profunda crisis. La magnitud de la tragedia llevó al presidente Joe Biden a comparar la situación con “un escenario de guerra”, mientras que el papa Francisco expresó su solidaridad con las víctimas.

Ante la devastación y la creciente ola de saqueos, las autoridades impusieron un toque de queda en las zonas más afectadas. Paralelamente, el gobernador de California, Gavin Newsom ordenó una investigación exhaustiva sobre la respuesta de los servicios de distribución de agua, señalando que la falta de suministro en las primeras horas del incendio contribuyó a su rápida propagación.
“Necesitamos respuestas para saber qué pasó”, exigió Newsom en una carta abierta.

Residentes como Nicole Perri, quien perdió su hogar en Pacific Palisades, expresaron su frustración y denunciaron la falta de preparación de las autoridades. “Nos han defraudado completamente”, aseguró.
La tragedia ha afectado a personas de todos los estratos sociales. El reconocido actor, Mel Gibson reveló que su casa en Malibú fue consumida por las llamas, describiendo la pérdida como “devastadora”.

A pesar de la devastación, los bomberos han logrado contener en parte el avance de las llamas, gracias a la disminución del viento. Sin embargo, las autoridades mantienen la alerta y han ordenado nuevas evacuaciones en algunas zonas.

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