El mercado laboral mexicano experimentó un brusco frenazo en noviembre, con la creación de apenas 24 mil 700 nuevos empleos formales. Esta cifra representa el nivel más bajo en dos décadas y marca un crecimiento anual de tan solo 1%, según los últimos datos publicados.
La debilidad del empleo, anticipada por analistas a finales de año, se confirmó con los resultados de noviembre, que muestran la segunda menor creación de empleo desde 1997, según BBVA.
La reforma judicial y el proceso electoral estadounidense generaron una atmósfera de incertidumbre que afectó la confianza de los inversionistas y, por ende, la creación de empleo; así como la reducción de la inversión en infraestructura, especialmente en el sector de la construcción, impactó negativamente en la generación de empleo; el estancamiento del sector manufacturero, clave para la economía mexicana, cuya recuperación dependerá en gran medida de la evolución de la industria estadounidense. Además de los factores mencionados, otros elementos internos y externos, como las tensiones geopolíticas y las fluctuaciones en los precios de las materias primas, también contribuyen a esta desaceleración.
Si bien a nivel nacional la situación es preocupante, las cifras revelan una gran disparidad entre los estados. Mientras que entidades como el Estado de México y Nuevo León lideran la creación de empleo, otros como Tabasco experimentaron una fuerte caída, con una pérdida anual de empleos del 11.7%.