La CNTE

Por: Luis Humberto Fernández @LuisH_Fernandez

Pocas organizaciones han tenido la solidez y consistencia de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un gremio sindical creado hace casi 50 años con el objetivo de ser una alternativa al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con demandas como democracia sindical, mejores condiciones laborales y salariales para docentes, y la defensa de la educación pública.

Desde sus orígenes, en 1979, tiene una historia de lucha, encabezada por el maestro normalista y revolucionario Othón Salazar, entre muchos otros, que desde los años 50 se manifestaban en contra de los cacicazgos sindicales y por aumentos salariales para maestras y maestros -en el caso de Othón el gobierno lo acusó de comunista y encarceló en Lecumberri-. Su historia no es solo un legado para el magisterio, sino también para la izquierda en México, sin embargo, es necesario actualizar la visión y hacer este legado pertinente con un gobierno de izquierda.

En 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció, desde antes del inicio de su gestión, el papel de la CNTE, incluso los recibió previo a tomar protesta y se comprometió a cumplir temas fundamentales como la eliminación de la Reforma de Enrique Peña y la reinstalación de docentes injustamente cesados.

Él cumplió ambas promesas y estableció mesas de negociación para satisfacer más de sus demandas. Sin embargo, en 2021, docentes de la Coordinadora en Chiapas lo retuvieron por más de dos horas, rompiendo todas las negociaciones y mesas de trabajo. La realidad es que el Gobierno de la Cuarta Transformación le ha tendido la mano a las y los maestros, estableciendo diálogo y logrando avances sustantivos como la abrogación de la Reforma Educativa del 2013.

Hoy, hay una movilización tratando de suprimir una reforma de 2007, con un activismo y una vehemencia extraordinaria, a pesar de que en los gobiernos de la 4T no se habían dado luchas de esta intensidad y siempre se le ha dado la mano sincera a la Coordinadora, generando beneficios para las y los maestros que no habían recibido en décadas. Tampoco se ha caído en la tentación de la represión, como los gobiernos pasados acostumbraban; ha prevalecido el diálogo, siempre escuchando a las maestras y maestros.

En un momento tan delicado para el país, frente a las presiones de Donald Trump y la amenaza de una recesión global, la Coordinadora no se puede convertir en un elemento de presión interna, además de que, a partir de una lucha y causas honestas, se puede volver un elemento funcional a otros intereses.

Ahora, solo hay dos opciones: un conflicto de largo plazo y generar un mayor desgaste para la CNTE, con un costo brutal para la educación; o tratar de restablecer un diálogo sincero y negociar a partir de lo posible.

Solo la base de la buena fe y dar las señales necesarias de ambos lados pueden restaurar la confianza. El diálogo y la serenidad deben prevalecer, hoy todos los actores del sistema educativo debemos tener una gran responsabilidad, en especial cuando la gobernabilidad del país radica en la educación.

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