En un giro inesperado dentro de la tensa guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno estadounidense anunció la exención de aranceles para teléfonos inteligentes, computadoras y otros dispositivos electrónicos importados desde el gigante asiático. La medida, difundida el viernes por el Servicio de Aduanas, busca aliviar presiones sobre la industria tecnológica y los mercados financieros, que habían reaccionado con preocupación a los impuestos del 25% aplicados previamente por la administración del presidente Donald Trump.
Los productos beneficiados incluyen bienes críticos como semiconductores, que ya no enfrentarán el arancel del 10% impuesto a la mayoría de las importaciones, independientemente de su origen. Según datos de las aduanas estadounidenses, compartidos por Gerard DiPippo del Centro de Investigación RAND, estas exenciones cubren más del 20% de las importaciones chinas. Empresas como Apple, Dell y Nvidia, cuyas cadenas de producción dependen de China, serán las principales favorecidas.
Daniel Ives, analista de Wedbush Securities, calificó la decisión como “la mejor noticia posible para los inversores tecnológicos”, advirtiendo que, sin ella, “la industria habría retrocedido una década y el avance de la inteligencia artificial se habría frenado”. No obstante, la Casa Blanca aclaró que las empresas deben acelerar el traslado de su producción a suelo estadounidense. “Están trabajando para reubicarse lo antes posible”, afirmó la portavoz Karoline Leavitt, reiterando el objetivo de la política trumpista: fortalecer la manufactura local.
