Albert Ramdin, de Surinam, elegido nuevo secretario general de la OEA

El canciller de Surinam, Albert Ramdin, fue elegido este lunes por aclamación como nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), convirtiéndose en el primer caribeño en asumir este cargo en la historia de la organización. Ramdin, un diplomático de carrera de 67 años, guiará a la OEA durante los próximos cinco años en un contexto marcado por divisiones políticas y desafíos financieros.
La elección de Ramdin se llevó a cabo durante una asamblea general extraordinaria en Washington, donde los 34 países miembros con derecho a voto respaldaron su candidatura por unanimidad. El diplomático sucederá al uruguayo Luis Almagro, cuyo mandato concluye el 25 de mayo. Ramdin, quien fue secretario adjunto de la OEA entre 2005 y 2015, regresa a la organización con un amplio respaldo, incluido el de Estados Unidos, uno de sus principales contribuyentes financieros.

Sin embargo, su elección no estuvo exenta de tensiones. Durante la asamblea, varios países expresaron sus críticas hacia la gestión de Almagro y las divisiones políticas que han afectado a la organización. La secretaria de Relaciones Exteriores de Brasil, María Laura da Rocha, fue una de las más contundentes al afirmar que la OEA ha perdido legitimidad al tomar partido en disputas internas de países como Venezuela y Nicaragua, en lugar de promover el diálogo y la diplomacia.
Por su parte, Michael Kozak, alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, destacó las prioridades de la administración de Trump para la OEA, entre las que se encuentran la seguridad fronteriza, la lucha contra el narcotráfico y la promoción de condiciones económicas favorables. Kozak también criticó a los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, a los que acusó de “privar a sus pueblos de sus derechos básicos” y de conspirar con “adversarios extranjeros” para socavar la estabilidad regional, en una clara alusión a China.

Ramdin, conocido por su habilidad para construir consensos, asume el cargo en un momento crucial para la OEA. La organización enfrenta desafíos financieros y una creciente polarización entre los países miembros, lo que dificulta su capacidad para mediar en crisis regionales.

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