El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró una variación de 0.20% en la primera quincena de enero, por debajo de las expectativas del mercado. Esta cifra representa una buena noticia para la economía mexicana, ya que indica una desaceleración en la inflación general, ubicándose en 3.69% a tasa anual, su nivel más bajo en casi cuatro años.
La disminución de la inflación se debe principalmente a una desaceleración en los precios de los productos más volátiles, como alimentos y energéticos. Sin embargo, la inflación subyacente, que excluye estos productos y refleja mejor las tendencias inflacionarias a mediano plazo, mostró un ligero aumento, ubicándose en 3.72% a tasa anual.
Este comportamiento mixto de la inflación plantea un escenario complejo para la política monetaria de México. Por un lado, la desaceleración de la inflación general podría abrir la puerta a nuevas reducciones en las tasas de interés por parte del Banco de México. Por otro lado, el repunte de la inflación subyacente sugiere que la presión inflacionaria aún no ha sido completamente controlada.