Las esperanzas de alcanzar un acuerdo histórico para combatir la contaminación por plásticos se encuentran en un punto crítico. Las negociaciones en Busan, Corea del Sur, que han reunido a casi 200 países, están a punto de concluir sin un consenso claro, poniendo en riesgo el futuro de un tratado global que podría marcar un hito en la lucha contra este grave problema ambiental.
La principal fuente de discordia radica en la propuesta de reducir la producción de plásticos nuevos y eliminar gradualmente los químicos tóxicos utilizados en su fabricación. Más de 100 países respaldan estas medidas, argumentando que son fundamentales para abordar el problema de raíz. Sin embargo, una decena de naciones, principalmente productores de petróleo, se oponen a estas restricciones, lo que ha generado un estancamiento en las negociaciones.
La falta de consenso sobre estos puntos clave ha generado una gran frustración entre las delegaciones. Muchos países expresan su preocupación por la falta de compromiso de algunos estados y advierten que podrían retirarse de las negociaciones si no se logra un acuerdo ambicioso y efectivo.
Con solo un día restante para concluir la reunión, las perspectivas de alcanzar un acuerdo vinculante y global parecen cada vez más remotas. El fracaso de estas negociaciones sería un duro golpe para los esfuerzos internacionales por proteger los océanos, la vida silvestre y la salud humana de los efectos devastadores de la contaminación por plásticos.