En un importante paso hacia la descarbonización, 25 países, principalmente desarrollados, firmaron un acuerdo en la COP29 comprometiéndose a no construir nuevas centrales eléctricas de carbón que no estén equipadas con sistemas de captura de CO2. Este acuerdo busca acelerar la transición energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.
Entre los países firmantes se encuentran Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania y Australia, uno de los mayores productores de carbón del mundo. Este compromiso voluntario marca un hito en la lucha contra el cambio climático y envía un mensaje claro a otros países sobre la necesidad de abandonar gradualmente el carbón, una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero.
Sin embargo, el acuerdo no implica una prohibición total de la extracción o exportación de carbón.
Además, países como China, India y Estados Unidos, grandes consumidores de carbón, no se han sumado a esta iniciativa.
“El compromiso de iniciar la transición hacia la salida de los combustibles fósiles debe concretarse con acciones reales en el terreno”, afirmó Wopke Hoekstra, encargado de la Comisión Europea para el clima. Por su parte, el secretario británico de Energía, Ed Miliband destacó la necesidad de poner fin a los nuevos proyectos de carbón.
La participación de Australia en este acuerdo ha sido especialmente destacada, ya que el gobierno laborista ha mostrado un fuerte compromiso con la lucha contra el cambio climático. Organizaciones ambientalistas como Climate Action Network han aplaudido esta decisión y han llamado a cerrar definitivamente la puerta al carbón.