Cuba se recupera este jueves del impacto del huracán Rafael, que golpeó con fuerza el occidente del país, causando destrozos en infraestructuras y dejando al país sin electricidad. Las autoridades aún evalúan los daños materiales, pero no se han reportado pérdidas humanas, a diferencia de la tormenta Oscar, que hace dos semanas dejó ocho muertos en el este de la isla.
El presidente, Miguel Díaz-Canel recorrió temprano las áreas afectadas en las provincias de Artemisa, La Habana y Mayabeque, donde afirmó en la red social X que ya se trabaja en la recuperación del Sistema Eléctrico Nacional, con un esfuerzo inicial en la zona centro y oriente, antes de concentrarse en la región occidental. “Estamos en pie y combatiendo. Fuerza Cuba”, expresó.
Rafael ingresó al país el miércoles por la tarde con categoría 3 en la escala Saffir-Simpson, atravesando playa Majana, en Artemisa, y cruzando la isla en poco más de dos horas. Con ráfagas de viento de hasta 180 km/h, el huracán provocó la desconexión del sistema eléctrico, dejando a los cubanos nuevamente sin luz. Según reportó la Unión Eléctrica, los vientos retorcieron torres de alta tensión y dejaron cables y postes esparcidos en carreteras y calles de ciudades como La Habana.
En Candelaria, a unos 40 km de donde Rafael tocó tierra, Lidia, un ama de casa de 49 años, expresó su frustración por la falta de agua y electricidad. “Se va el huracán y tenemos otro apagón… ¿qué país puede desarrollarse así?”, lamentó, recordando que es el segundo apagón general en menos de tres semanas.
En la capital, los dos millones de habitantes salieron a limpiar escombros y ramas en las calles y avenidas. Rafael dejó una estela de destrucción que afecta al suministro de servicios básicos y a las viviendas, especialmente en las provincias occidentales.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de EU informó que el ciclón continúa alejándose de Cuba, pero alertó sobre la posible persistencia de marejadas, vientos y lluvias. La isla se enfrenta ahora a un nuevo desafío en su sistema eléctrico y su infraestructura, que debe ser reconstruida tras el paso de otro fenómeno meteorológico devastador.