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22 de noviembre de 2024

Ifigenia presidenta, Noroña presidente y ¿Manlio, al verde?

Por: Onel Ortiz @onelortiz

El éxito del “Plan C”, anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y ejecutado con precisión por Claudia Sheinbaum, marca un hito en la historia política reciente de México. El triunfo contundente de Morena, junto con sus aliados del Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), no solo en la presidencia de la República sino también en la obtención de mayorías calificadas en ambas cámaras del Congreso de la Unión, ha asegurado una posición de poder sin precedentes para la Cuarta Transformación.

Este logro, resultado de una estrategia política hábil y calculada, otorga a Morena y sus aliados el control necesario para aprobar reformas constitucionales cruciales, propuestas por López Obrador el 5 de febrero. Con esta mayoría legislativa, el movimiento de la 4T se encuentra en una posición inmejorable para consolidar su visión de un México transformado. Pero con este gran poder viene una enorme responsabilidad, y es en este punto donde se enfrentan los verdaderos desafíos del futuro político de México.

El hecho de que Morena presida los órganos de gobierno del Senado y la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) durante los próximos tres años, sumado a la elección de figuras clave como Ifigenia Martínez y Gerardo Fernández Noroña, fortalece aún más la capacidad del partido para moldear el rumbo legislativo del país. La elección de Ifigenia Martínez como presidenta de la Mesa Directiva es un movimiento simbólico y estratégico: será la encargada de entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, un gesto que encapsula la continuidad y legitimidad del proyecto de la 4T.

Por otro lado, la presencia de Fernández Noroña como presidente de la Mesa Directiva en el Senado promete ser un espectáculo político en sí mismo. Noroña, conocido por su estilo combativo y polémico, se encontrará cara a cara con figuras de la oposición, como Lilly Téllez, quien ya ha declarado su intención de ser una piedra en el zapato de Morena. Este escenario añade un matiz dramático o cómico a las sesiones legislativas, donde las confrontaciones ideológicas estarán a la orden del día.

Con la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que confirma el éxito del “Plan C”, Morena se encuentra en una posición envidiable. La capacidad de aprobar reformas constitucionales sin necesidad de negociar con la oposición es una ventaja que pocas administraciones han tenido en la historia reciente de México. Sin embargo, este dominio legislativo también plantea preguntas sobre el uso y abuso del poder.

El riesgo de la arrogancia política es real. La euforia del triunfo puede llevar a decisiones precipitadas o mal calculadas, lo que podría erosionar la legitimidad y el apoyo popular que han sido fundamentales para la Cuarta Transformación. En este contexto, es crucial que los legisladores de Morena, PT y PVEM mantengan la humildad y la sensatez. El poder absoluto es una espada de doble filo: puede ser la herramienta para lograr cambios históricos o la causa de una caída estrepitosa.

El ex primer ministro británico Winston Churchill, una figura admirada por su capacidad para liderar en tiempos de crisis, advirtió una vez que “lo importante no es tanto no cometer errores, sino no cometer errores fatales”; es decir, “no meter tanto la pata”. Esta lección es especialmente relevante para la mayoría legislativa de Morena. Con tanto poder en sus manos, el margen de error es mínimo. La responsabilidad que han adquirido no es solo con su electorado, sino con todo el país.

La prudencia debe guiar sus decisiones, evitando el exceso de confianza que podría alienar a sectores importantes de la sociedad. Además, la consistencia en la aplicación de los principios de la Cuarta Transformación será fundamental para mantener el apoyo popular y evitar que el proyecto sea visto como una mera concentración de poder.

Mientras la oposición lucha por encontrar una narrativa que resuene con el electorado, Morena enfrenta el desafío de mantener la cohesión interna y evitar que la complacencia se apodere de sus filas. En el Senado, personajes como Gerardo Fernández Noroña y Manlio Fabio Beltrones, quien se rumora podría sumarse al Partido Verde, después de ser expulsado del PRI,  podrían representar sorpresas políticas.

La posibilidad de que un ex priista, ahora posible aliado de la 4T, defendiera las políticas de Morena frente a una oposición encabezada por figuras como Lilly Téllez, sería un espectáculo inédito aún poco probable, pero ilustrativo de los tiempos que vivimos.

La lealtad y la coherencia ideológica serán puestas a prueba en los próximos años. La tentación del poder puede llevar a alianzas inesperadas y a traiciones que podrían debilitar la posición de Morena. Sin embargo, si el partido logra navegar estos desafíos con habilidad, el “Plan C” no solo será recordado como un triunfo electoral, sino como el inicio de una nueva era política en México.

El “Plan C” ha demostrado ser una estrategia exitosa para consolidar el poder de Morena y sus aliados en México. Pero la verdadera prueba comienza ahora. ¿Podrán manejar este poder con la responsabilidad y prudencia que requiere? ¿Serán capaces de mantener la cohesión interna y evitar los peligros de la arrogancia? El destino de la Cuarta Transformación y, en gran medida, el futuro de México, dependen de ello.

En estos momentos de victoria, es esencial que los líderes de Morena recuerden que el verdadero éxito no reside solo en ganar elecciones, sino en gobernar con justicia, responsabilidad y visión a largo plazo. La historia juzgará su capacidad para utilizar este poder en beneficio de todos los mexicanos, y no solo como un instrumento para perpetuar su control político. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.

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