El ejército israelí llevó a cabo este miércoles una operación antiterrorista de gran envergadura en cuatro localidades y dos campos de refugiados en Cisjordania, resultando en la muerte de nueve combatientes, según el informe oficial. La acción militar se desarrolló en medio de una escalada de violencia en la región, que se ha intensificado desde el inicio del conflicto en Gaza, el 7 de octubre.
Durante la operación, las fuerzas israelíes lanzaron bombardeos y realizaron incursiones con convoyes blindados en las ciudades de Yenín, Naplusa, Tubas y Tulkarem, así como en dos campos de refugiados. Según la Media Luna Roja palestina, además de los nueve fallecidos, se reportaron 15 heridos.
El grupo islamista Hamás confirmó que tres de los muertos en el campo de refugiados de Yenín eran miembros de su brazo armado. Por su parte, la ONU expresó su preocupación ante la gravedad de la situación. La portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Ravina Shamdasani, advirtió que esta operación “corre el riesgo de agravar seriamente una situación ya catastrófica”, y recordó que Israel, como potencia ocupante, debe cumplir con sus obligaciones, según el derecho internacional.
Paralelamente, en la Franja de Gaza, devastada por más de diez meses de conflicto entre Israel y Hamás, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) suspendió sus operaciones tras el bombardeo de un vehículo de la ONU, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en la región.
Esta operación es parte de la respuesta israelí a la incursión letal que milicianos de Hamás llevaron a cabo en el sur de Israel, desatando una serie de enfrentamientos que han exacerbado las tensiones en la región y generado preocupación internacional.