El peso mexicano mostró una relativa estabilidad en el mercado cambiario, cotizando por debajo de los 19 pesos y alcanzando los 19.64 pesos por dólar. Este comportamiento se vio impulsado en parte por la expectativa de una política monetaria menos restrictiva por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que podría materializarse en el último trimestre de 2024.
Analistas del mercado prevén que la Fed podría recortar su tasa de interés de equilibrio en su próxima reunión del 18 de septiembre, con un posible retroceso de 25 puntos base. Algunos expertos incluso estiman que el recorte podría ser de hasta 50 puntos, ante la posibilidad de una recesión en la economía estadounidense.
La posibilidad de una baja en la tasa de interés se reforzó tras la publicación de los datos de inflación en julio, donde la inflación al consumidor se desaceleró por cuarto mes consecutivo, ubicándose en 2.89% anual, su nivel más bajo desde marzo de 2021. La inflación al productor también presentó una desaceleración, registrando una cifra de 2.25% anualizada, la más baja desde marzo de este año.
El dólar estadounidense ha acumulado tres semanas consecutivas a la baja, con una depreciación de 1.49%, alcanzando su peor nivel desde el 9 de abril de este año. Por otro lado, el peso mexicano se ha beneficiado de la relación inversa con el yen japonés, que se depreció un 0.68% en la semana previa, lo que aumentó el atractivo de las operaciones de “carry trade” a favor de la moneda mexicana.
Además, el tipo de cambio peso-dólar moderó su aversión al riesgo hacia finales de la semana anterior, tras el informe de ventas minoristas en EU, que mostró un crecimiento del 2.7% anual en julio, lo que también contribuyó a favorecer la posición del peso mexicano frente al dólar.
