Este sábado, Rusia intensificó su ofensiva contra Ucrania con un nuevo ataque “masivo” dirigido a infraestructuras energéticas y llevó a cabo bombardeos en el sur y este del país, resultando en la muerte de al menos siete personas, según informaron las autoridades ucranianas.
El Ministerio de Energía de Ucrania informó que este ataque es el octavo de gran magnitud contra infraestructuras energéticas en los últimos tres meses, lo que evidencia una escalada en la estrategia de Rusia para debilitar la capacidad energética del país.
Desde el Ministerio de Defensa ruso, se confirmó el uso de “armamento de largo alcance y alta precisión desde el aire y el mar”, así como drones, con el objetivo de golpear “instalaciones energéticas ucranianas que alimentan la producción de armas”. Además, se indicó que se atacaron arsenales de armas suministradas por países occidentales al ejército ucraniano, asegurando que “todos los objetivos fijados fueron alcanzados”.
El ejército ucraniano detalló que Rusia lanzó un total de 16 misiles y 13 drones contra sus infraestructuras energéticas, de los cuales la defensa antiaérea logró derribar todos menos cuatro. Este esfuerzo defensivo minimizó el impacto, aunque los bombardeos rusos dañaron equipos clave de las instalaciones de Ukrenergo, el operador eléctrico de Ucrania, en las regiones de Zaporiyia y Leópolis.