Para la semana del 1 al 7 de junio, los consumidores de combustibles en México no contarán con el subsidio otorgado por el gobierno federal a través de la cuota del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS). Esta medida marca la tercera semana consecutiva sin el apoyo que se activa para evitar que los aumentos en los precios de la gasolina afecten los bolsillos de los mexicanos.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) informó que no habrá estímulo fiscal, es decir, el subsidio se mantendrá en cero tanto para las gasolinas como para el diésel. Esto implica que los automovilistas que utilizan gasolina Magna, la más popular, deberán pagar la cuota completa del IEPS, que es de 6.17 pesos por litro. Los consumidores de gasolina Premium, la más cara, también deberán cubrir totalmente la cuota del impuesto, que asciende a 5.21 pesos por litro.
Los transportistas, que dependen del diésel para sus operaciones, también se verán afectados, ya que tendrán que pagar la cuota total del IEPS de 6.78 pesos por litro, sin recibir el apoyo del gobierno federal. Este incremento en los costos podría tener repercusiones en el sector del transporte y, en consecuencia, en los precios de los productos y servicios que dependen de esta industria.
Es importante destacar que la cuota del IEPS es solo uno de los varios elementos que se consideran para determinar el precio final de los combustibles para los consumidores. Otros factores incluyen los costos de almacenaje y transporte de los combustibles, los precios del petróleo en los mercados internacionales y los márgenes de ganancia de los gasolineros.
La suspensión del subsidio se produce en un contexto de fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo y una inflación global que ha afectado a diversas economías. Esta medida podría generar un impacto significativo en los consumidores mexicanos, quienes deberán ajustar sus presupuestos ante el incremento en los precios de los combustibles.
La decisión de la SHCP de no aplicar el subsidio durante estas semanas es una señal de la necesidad de revisar las políticas fiscales y su impacto en la economía nacional, especialmente en sectores tan sensibles como el de los combustibles.