El 2 de junio será un día decisivo para el futuro de los mexicanos en el que los resultados de las urnas reflejarán cuál es la propuesta política que los ciudadanos apoyan. Se va a determinar si el modelo favorecido por el voto ciudadano, de manera democrática, es el del viejo régimen o el de la continuidad de la transformación libremente escogida.
Sin duda alguna, la mayoría de los mexicanos ya ha decidido cuál es la dirección y el sentido de su voto. Por supuesto, el voto es una acción subjetiva y su destino puede cambiar; por eso mismo, hablar de coincidencias exactas entre las mediciones de opinión y los resultados electorales no tiene ningún sentido. Lo que sí es válido es afirmar que las casas encuestadoras de mayor seriedad marcan un posible y probable resultado que favorece a los candidatos de Morena, empezando por la Presidencia de la República.
Para los militantes de Morena, de ninguna manera es ventajosa la abstención de los votantes. En la mayor parte del territorio, tenemos el apoyo de la mayoría y, a mayor participación ciudadana, tendremos más votos. Sencillamente, porque nuestros principios y nuestras prácticas político-administrativas tienen un consenso a toda prueba. El hecho de que la ciudadanía se abstenga de manera visible, también nos perjudicaría en el nivel de legitimidad que hemos alcanzado con el trabajo cotidiano y comprometido hacia las causas mayores.
Ciertamente, hay algunos puntos en el país que nos muestran luces de advertencia. Son, efectivamente, un tema que preocupa a nuestros correligionarios en todos los niveles y que ya llevan muchos años como problema. Sin embargo, los lugares de riesgo están focalizados y las instituciones ya han comenzado a tomar las medidas que corresponden. Las boletas electorales, por ejemplo, han comenzado a llegar a su destino sin mayores incidentes.
Estos espacios con algunos conflictos han sido tomados por las organizaciones políticas opositoras como la prueba de que las elecciones serán problemáticas y-afirma la misma oposición- hasta pueden suspenderse o, en su caso, anularse.
Estas afirmaciones de quienes están muy lejos de alcanzar a Morena en la contienda no solamente son falsas, sino que conllevan intenciones menos inocentes e irresponsables. En realidad, si la oposición insiste en estos argumentos, es porque le está apostando a la anulación de los comicios. Esta sí es una estrategia aventurera, porque le apuesta a la incertidumbre y a construir las bases de un conflicto postelectoral que a ningún mexicano puede beneficiar. Los promotores de esta incertidumbre creen que encontrarán una posibilidad de revancha ante la realidad que no les favorecerá en las urnas.
Esta estrategia es un momento desesperado y, como forma de competir, casi nunca funciona. Y, en esta ocasión, seguramente no les va a funcionar a quienes la han pensado.Las elecciones en el país se van a realizar puntualmente. Más de un millón de mexicanos se ha apuntado para llevar adelante el ejercicio cívico colectivo de 2024. Estas mujeres y hombres hicieron un compromiso y lo van a cumplir en su tiempo y en la forma que establecen las leyes electorales vigentes. Las instituciones encargadas de organizar la elección seguramente cumplirán porque es un mandato de la República. Los mexicanos así lo esperamos y lo vamos a exigir. A los mexicanos no nos asustan los sueños de unos pocos.
