En el tumultuoso escenario político mexicano, donde los destellos de la corrupción y el tráfico de influencias han marcado trágicamente el destino de muchas aspiraciones públicas, emerge una vez más la sombra oscura de la deshonestidad. En esta ocasión, los reflectores apuntan hacia Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del PRIAN, cuya historia parece estar tejida con hilos de ilegalidad y conveniencia.
Una investigación revela que las empresas High Tech Services y OMEI, vinculadas estrechamente a Gálvez, obtuvieron no menos de ocho contratos con instituciones públicas, sumando una cantidad que asciende a la impactante cifra de 21 millones 420 mil 414 pesos. Estos contratos, otorgados por entidades como el INAI, SENASICA y el INEE, no solo son preocupantes por su cuantía, sino también por la oscura red de favores y amistades que parece haber facilitado su obtención.
La investigación también revela que tres de los contratos obtenidos por estas empresas infringen flagrantemente la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público. Estas violaciones no pueden pasar desapercibidas, y es imperativo que se interponga una denuncia para investigar a fondo estos actos ilegales y garantizar que se haga justicia.
Otro punto de inflexión en este sombrío relato es la adquisición de la casa de Xóchitl Gálvez, la cual parece ser el resultado de un turbio pacto de moches y favoritismos. Cuando Gálvez era delegada de la Miguel Hidalgo, otorgó el permiso de construcción del terreno donde se erige su residencia actual. Pero lo más alarmante es que, según las revelaciones, la propiedad fue adquirida a un precio considerablemente inferior al valor real, gracias a conexiones privilegiadas y operaciones cuestionables.
El testimonio de Víctor Hugo Romo, quien destaca que la familia Alonso, propietaria del terreno, tenía vínculos con High Tech Services, añade una capa más de sospecha sobre la transparencia de este negocio inmobiliario. Romo denuncia que se construyeron metros adicionales a lo permitido y que la propiedad fue vendida con un generoso descuento, todo ello bajo la mirada complaciente de Gálvez y sus allegados.
Estos hechos se ve agravada por la revelación de que incluso el gobierno actual de la alcaldía Miguel Hidalgo ha declarado que la casa es ilegal, señalando violaciones a las regulaciones de construcción y ocupación. Este descubrimiento plantea serias preguntas sobre la integridad y la ética de Xóchitl Gálvez, quien parece estar dispuesta a pisotear las leyes y las normas en su afán de obtener beneficios personales.
En medio de este escándalo, las voces críticas se alzan para exigir responsabilidad y transparencia. Mario Delgado, presidente nacional de Morena, ha sido enfático en señalar los conflictos de interés y las prácticas ilegales que rodean a la candidata del PRIAN. Delgado advierte que no se tolerará la impunidad y que se tomarán todas las medidas necesarias para investigar y sancionar a aquellos que hayan abusado del poder público para su beneficio personal.
La historia de Xóchitl Gálvez y su casa es un sombrío recordatorio de los peligros de la corrupción y el tráfico de influencias en la política mexicana. Es imperativo que se lleve a cabo una investigación exhaustiva y transparente para arrojar luz sobre estos actos ilegales y garantizar que aquellos responsables rindan cuentas ante la justicia. El futuro de nuestra democracia depende de nuestra capacidad para combatir la corrupción y proteger los valores fundamentales de honestidad y justicia.
Lo dicho, dicho
No debe tolerarse ningún hecho de corrupción, venga de donde venga, pero deben presentarse pruebs y demandas ante las autoridades correspondientes. Las palabras de las lleva el viento.