El grupo Estado Islámico (EI) confirmó el viernes la detención en Rusia de cuatro de sus miembros, autores del atentado mortal contra una sala de conciertos cerca de Moscú. El ataque del 22 de marzo, en el que murieron 143 personas, ya había sido reivindicado por el EI.
Sin embargo, las autoridades rusas han acusado a los detenidos de tener “vínculos con los nacionalistas ucranianos”, una afirmación que ha sido negada por Kiev. El ataque ha provocado tensiones entre Rusia y Ucrania, con acusaciones cruzadas sobre su implicación en el incidente.
Según el semanario Al Naba, órgano de comunicación del EI, “cuatro combatientes, que son soldados del califato”, llevaron a cabo el ataque en los suburbios de Moscú. Tres de ellos utilizaron ametralladoras, mientras que el cuarto estaba encargado de provocar un incendio. Posteriormente, los atacantes fueron perseguidos por fuerzas terrestres y aéreas, siendo finalmente cercados en un bosque.
Las detenciones han sido anunciadas en un contexto de creciente preocupación por la seguridad en Rusia y Europa, y se espera que las autoridades rusas continúen investigando el incidente para determinar la responsabilidad de los detenidos y evitar futuros ataques.