Al cierre de febrero de 2025, el peso mexicano registró una apreciación del 0.6%, ubicándose en un promedio de 20.55 unidades por dólar, un nivel alcanzado a pesar de la incertidumbre generada por las tensiones comerciales con Estados Unidos. En contraste, el dólar canadiense se posicionó como una de las dos monedas que mostraron una depreciación en los primeros dos meses del año, con una caída del 0.5%.
Analistas de Intercam destacaron que, a corto plazo, la evolución del tipo de cambio dependerá no solo de la política monetaria y el desempeño del dólar, sino también de la capacidad del gobierno mexicano para mitigar los efectos de las tarifas arancelarias y mantener una relación comercial estable con Estados Unidos. Este escenario se da en un contexto en el que 15 de las 17 monedas principales han mostrado ganancias frente al dólar desde el cierre de 2024.
Entre las monedas más destacadas, el peso colombiano y el real brasileño lideraron las apreciaciones en los primeros dos meses del año, con rendimientos del 6.1% y 5.0%, respectivamente. Por su parte, el yen japonés (+3.0%), la corona sueca (+2.9%) y la libra esterlina (+1.5%) fueron las divisas que más ganaron terreno en febrero. En el lado opuesto, el real brasileño (-0.7%), el dólar neozelandés (-0.6%) y el nuevo dólar taiwanés (-0.4%) registraron las mayores depreciaciones mensuales.
El mes de febrero estuvo marcado por una mayor volatilidad en los mercados cambiarios, con el peso mexicano reaccionando tanto a factores internos como externos. La decisión de Banxico de recortar la tasa de referencia en 50 puntos base, llevándola a 9.50%, reforzó las expectativas de un ciclo de relajación monetaria en México. Sin embargo, el tono “dovish” del comunicado generó dudas sobre la velocidad de futuros recortes, lo que impactó la percepción de los inversionistas sobre el atractivo del peso.
A nivel internacional, las declaraciones de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed), quien reiteró que no hay prisa por recortar tasas de interés en Estados Unidos, junto con las minutas del FOMC que reflejaron preocupación por la persistencia de la inflación, fortalecieron al dólar y presionaron a las monedas emergentes, incluido el peso mexicano. No obstante, recientemente ha surgido preocupación sobre el estado de la economía estadounidense, con indicadores como el GDPNow de la Fed de Atlanta sugiriendo una posible contracción en el primer trimestre del año.
