La tensión en torno al programa nuclear iraní escaló nuevamente, luego de que se conociera que Irán aumentó considerablemente la producción de uranio altamente enriquecido. Esta acción, según un informe confidencial del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), generó una fuerte condena por parte de Francia, Reino Unido y Alemania.
Los tres países europeos expresaron su “profunda preocupación” ante esta nueva escalada, advirtiendo que las acciones de Irán aumentan significativamente el riesgo de una proliferación nuclear en la región. El uranio altamente enriquecido es un elemento clave para la fabricación de armas nucleares.
Irán, por su parte, defendió su derecho a desarrollar un programa nuclear con fines pacíficos, negando cualquier intención de desarrollar armas atómicas. Sin embargo, las constantes violaciones del acuerdo nuclear de 2015 y el aumento de su capacidad de enriquecimiento generaron desconfianza en la comunidad internacional.
La decisión de Irán de alimentar nuevas centrifugadoras y aumentar la producción de uranio al 60% fue interpretada como una clara señal de que Teherán está decidido a avanzar en su programa nuclear, independientemente de las presiones internacionales