Las tensiones entre China y Taiwán se intensificaron tras la reciente llamada telefónica entre el presidente taiwanés, Lai Ching-te, y la ex presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Pekín condenó enérgicamente este contacto, acusando a Washington de inmiscuirse en sus asuntos internos y de apoyar a las fuerzas separatistas de la isla.
La llamada telefónica, que tuvo lugar durante la visita de Lai Ching-te a Hawái, sirvió para reafirmar los lazos entre Taiwán y Estados Unidos. Ambos líderes discutieron temas de interés común, como la industria de los semiconductores, la inteligencia artificial y las crecientes amenazas militares de China.
La visita de Lai Ching-te a Estados Unidos y su conversación con Pelosi provocaron una fuerte reacción de China. Pekín advirtió que cualquier forma de contacto oficial entre Taiwán y Estados Unidos es una provocación y que cruzará la línea roja. Recordemos que en agosto de 2022, tras la visita de Pelosi a Taiwán, China llevó a cabo una serie de ejercicios militares a gran escala en torno a la isla.
El gobierno chino reiteró su posición de que Taiwán es una provincia rebelde que debe reunificarse con el continente, por la fuerza si es necesario. Pekín considera cualquier contacto entre Taiwán y otros países como una injerencia en sus asuntos internos y una amenaza a su soberanía.
Por su parte, Taiwán defendió su derecho a mantener relaciones con otros países y reafirmó su compromiso con la democracia y la libertad. El presidente Lai Ching-te advirtió que Taiwán está preparada para defenderse de cualquier ataque de China y llamó a la comunidad internacional a apoyar a la isla.
La escalada de tensiones entre China y Taiwán plantea un grave riesgo para la estabilidad regional. Expertos advierten que un conflicto armado en el Estrecho de Taiwán tendría consecuencias devastadoras para la economía mundial y podría desencadenar una nueva guerra fría entre las grandes potencias.
