Las autoridades brasileñas comenzaron este sábado a retirar los cuerpos de las 62 víctimas del trágico accidente aéreo ocurrido en el interior del estado de Sao Paulo. El siniestro, que tuvo lugar el viernes, dejó una profunda huella en la localidad de Vinhedo, situada a unos 80 kilómetros al noroeste de la ciudad de Sao Paulo.
El avión, que se desplomó sobre una zona residencial de Vinhedo, se convirtió en un amasijo de hierros tras su impresionante caída en picada. Según información proporcionada por la alcaldía de Vinhedo, hasta el momento se han recuperado 24 cuerpos entre los restos del fuselaje. El impacto fue de tal magnitud, que los cuerpos estaban “carbonizados”, lo que ha dificultado las labores de identificación. Hasta ahora, solo dos víctimas han sido identificadas: el piloto y el copiloto de la aeronave, según informó el alcalde, Darío Pacheco.
En el lugar de los hechos, alrededor de 200 efectivos trabajan en las tareas de recuperación y en la realización de las pericias necesarias para determinar las causas del accidente. Las investigaciones preliminares serán cruciales para esclarecer qué provocó la caída del avión en una zona habitada, lo que podría haber causado un número aún mayor de víctimas.