El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, compareció el viernes, a través de su representación legal, ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para solicitar la validación de su controvertida reelección en medio de una creciente presión internacional. Esta audiencia se produce en un contexto de demandas cada vez más fuertes para que el gobierno venezolano divulgue las actas de la votación del 28 de julio, un proceso que la oposición ha denunciado como fraudulento.
Maduro, representado por el procurador del Estado, Reinaldo Muñoz, y miembros de su gabinete, pidió al TSJ “certificar” su reelección, en un proceso que ha sido calificado como improcedente por académicos y líderes políticos. Esta solicitud surge en un momento en el que el Consejo Nacional Electoral (CNE) se ha negado a publicar el detalle del escrutinio, citando un supuesto hackeo al sistema de votación. A pesar de que han transcurrido doce días desde la elección, el CNE aún no ha revelado los resultados completos.
Afuera del tribunal, grupos partidarios de Maduro se congregaron para expresar su apoyo, mientras la comunidad internacional continúa ejerciendo presión para que se garantice la transparencia en el proceso electoral. La reelección de Maduro, que según los resultados oficiales obtuvo el 52% de los votos frente al 43% de su principal rival, Edmundo González Urrutia, ha sido recibida con escepticismo tanto dentro como fuera de Venezuela.
