El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden ha impulsado este jueves una norma que acelera la negación de asilo a migrantes que representan un peligro para “la seguridad nacional o pública”, a menos de seis meses de las elecciones presidenciales.
Esta medida, la última del demócrata para abordar la afluencia de migrantes que cruzan la frontera sin visa y sin usar vías legales, como cita previa o permisos humanitarios, busca ser una respuesta proactiva ante la creciente preocupación sobre la migración en el país.
El Departamento de Seguridad Interior (DHS) anunció un nuevo reglamento que permite acortar el proceso para negar el asilo a aquellos migrantes que no califican según la legislación estadounidense. Anteriormente, estos individuos permanecían bajo custodia del DHS mientras sus casos eran remitidos a los jueces de inmigración, un proceso costoso y prolongado.
La nueva regla permitirá denegar las solicitudes en cuestión de días si hay pruebas de que los migrantes representan un riesgo para “terrorismo, seguridad nacional o penales”. Este proceso se determinará al inicio del trámite durante las entrevistas de miedo creíble.
El secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, explicó que la medida tiene como objetivo identificar y expulsar rápidamente a aquellas personas que representan un riesgo de seguridad y no tienen base legal para permanecer en Estados Unidos.
