La disputa entre el presidente Donald Trump y el magnate Elon Musk escaló a nuevos niveles esta semana, con insultos públicos y amenazas económicas que podrían tener graves consecuencias para Estados Unidos, tanto en el ámbito político como tecnológico.
Un funcionario de la Casa Blanca confirmó que Trump no tiene intención de reconciliarse con su antiguo aliado.
“El presidente no tiene previsto hablar con Musk hoy”, dijo la fuente bajo condición de anonimato. Incluso se evalúa deshacerse del Tesla rojo que Trump compró en marzo en apoyo a la empresa, ahora estacionado en los jardines de la Casa Blanca como un símbolo de la ruptura.
La relación, antes cercana, se rompió después de que Musk criticara abiertamente el megaproyecto de ley presupuestaria de Trump y este lo llamara “loco” en conferencia de prensa.
Trump aseguró que fue él quien rescindió los contratos gubernamentales de Musk la semana pasada.
“La forma más fácil de ahorrar dinero es cortar los subsidios a Elon”, amenazó el mandatario en Truth Social. Musk respondió acusándolo de “ingratitud”, recordando los $300 millones que aportó a su campaña, y hasta sugirió su destitución en un mensaje en X.
Musk insinuó, sin pruebas, que Trump estaba vinculado al caso Jeffrey Epstein. Amenazó con “desmantelar la nave Dragon” de SpaceX, crucial para la NASA, aunque luego dio marcha atrás: “Bueno, no vamos a desmantelar Dragon”, escribió.
