Antonio Espaillat, gerente de la discoteca Jet Set —que colapsó el 8 de abril pasado con 232 muertos— admitió este miércoles que el local “siempre tuvo filtraciones” y que nunca recibió supervisiones de las autoridades, pese a los riesgos estructurales. Las declaraciones aumentan la presión sobre el gobierno dominicano, acusado de negligencia en la tragedia que cobró la vida de figuras como el merenguero Rubby Pérez y la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz.
En entrevista con Telesistema, Espaillat detalló que el edificio, adquirido en los años 80, arrastraba filtraciones desde entonces, agravadas por los sistemas de aire acondicionado que goteaban sobre el falso techo de yeso:
“Los plafones se caían por el peso del agua. El yeso absorbía la humedad, se hacía pesado y colapsaba”, explicó. Reveló que, el mismo día del derrumbe, se habían reemplazado algunos paneles dañados. Admitió que la planta eléctrica y los equipos de sonido —”con bajos pegados al piso”— añadían carga a la estructura.
El presidente, Luis Abinader confirmó que no existe una ley que obligue a inspeccionar edificios privados en el país, aunque anunció un proyecto para regularlo. Mientras, familiares de tres víctimas demandaron a Espaillat por homicidio involuntario, alegando que ignoró riesgos evidentes.
Entre las víctimas figuran dos exbeisbolistas de la MLB y decenas de jóvenes. El caso expuso la precaria regulación en seguridad edilicia en República Dominicana, donde Abinader prometió reformas. Mientras, los funerales y protestas por responsabilidades continúan.
