El peso mexicano inició la sesión con una depreciación del 0.37%, cotizando alrededor de 20.39 pesos por dólar. Esta ligera depreciación se produce después de cuatro jornadas consecutivas de apreciación, en las que la moneda mexicana había ganado 29.5 centavos.
La depreciación del peso se atribuye a varios factores:
Después de una racha de apreciación, es común que la moneda experimente una ligera corrección; la menor actividad en los mercados financieros estadounidenses, debido al feriado por el Día del Presidente, puede contribuir a una mayor volatilidad en el tipo de cambio; y la persistencia de las amenazas de Estados Unidos de imponer aranceles a productos mexicanos genera incertidumbre en los mercados y presiona a la baja al peso.
La posibilidad de que Estados Unidos imponga aranceles a productos mexicanos, especialmente en los sectores del acero, aluminio y automotriz, representa un riesgo significativo para la economía mexicana. Estos aranceles podrían afectar las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, que representan una parte importante del PIB mexicano.
Una depreciación del peso puede tener tanto efectos positivos como negativos para la economía mexicana. Por un lado, puede impulsar las exportaciones al hacer los productos mexicanos más competitivos en los mercados internacionales. Sin embargo, también puede generar presiones inflacionarias al encarecer las importaciones y reducir el poder adquisitivo de los consumidores.
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