Un nuevo giro tomó la investigación del trágico accidente aéreo ocurrido el miércoles en Kazajistán, donde un avión de Kazakhstan Airlines se estrelló cerca de la ciudad de Aktau, cobrando la vida de 38 personas.
Según los resultados preliminares de la investigación, la aerolínea señaló la presencia de “interferencias externas, físicas y técnicas” como posibles causas del siniestro. Estas declaraciones avivaron las especulaciones sobre un posible ataque con misiles rusos, ya que el avión se encontraba cerca de una zona donde se reportaron ataques con drones ucranianos.
El Embraer 190, con 67 personas a bordo, cubría la ruta entre Bakú (Azerbaiyán) y Grozni (Chechenia, Rusia) cuando se desvió de su trayectoria y se estrelló en territorio kazajo.
Ante estas revelaciones, Kazakhstan Airlines decidió suspender sus vuelos a varias ciudades rusas como medida de precaución.
Por su parte, el Kremlin optó por no emitir declaraciones al respecto hasta que se concluya la investigación oficial. Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, señaló que es necesario esperar a conocer todos los detalles antes de realizar cualquier comentario.
Sin embargo, el director de la agencia rusa de aviación civil, Dmitri Yadrov confirmó que la situación en el aeropuerto de Grozni era “muy difícil” debido a los ataques con drones ucranianos, lo que podría haber influido en el trágico desenlace del vuelo.
