La reciente visita de Felipe VI y Pedro Sánchez a Paiporta, Valencia, desató un fuerte malestar entre los habitantes, quienes, furiosos y frustrados, lanzaron barro y gritaron “¡Asesinos!” a los líderes políticos en protesta por lo que perciben como abandono por parte de las autoridades ante las devastadoras inundaciones del martes. La escena refleja el profundo descontento de una comunidad golpeada por la catástrofe y la lenta respuesta percibida por muchos residentes.
El rey Felipe VI, en un intento por calmar los ánimos, señaló la importancia de comprender “el enfado y la frustración de muchas personas” afectadas por la situación. Asimismo, Sánchez, aunque expresó su solidaridad con los damnificados, condenó “cualquier tipo de violencia”. Ambos líderes se reunieron con los responsables de las operaciones de rescate y mostraron empatía con los residentes, a pesar de los enfrentamientos vividos.
El malestar social se vió agravado por el riesgo continuo de nuevas lluvias torrenciales, que ha obligado a la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) a emitir alerta roja en la región. Las autoridades han instado a los vecinos a mantenerse en sus hogares para evitar situaciones de riesgo ante las lluvias intensas que podrían agravar aún más la crisis en Valencia.