La periferia sur de Beirut, bastión del grupo chiita libanés Hezbolá, fue blanco de intensos bombardeos israelíes, en respuesta al presunto intento de asesinato del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El ataque aéreo se produce al día siguiente de que Israel denunciara que un dron lanzado desde Líbano apuntó a la residencia de Netanyahu en Cesarea, aunque el mandatario no se encontraba en el lugar al momento del ataque.
Hezbolá no ha reivindicado oficialmente el ataque, pero la misión iraní ante Naciones Unidas aseguró que el grupo, que cuenta con el apoyo de Teherán, fue responsable del lanzamiento del dron. Netanyahu, por su parte, condenó el incidente y lanzó una advertencia directa a Irán y sus aliados: “Cualquiera que perjudique a los ciudadanos del Estado de Israel pagará caro por ello”, declaró en un comunicado oficial.
En represalia, el ejército israelí informó haber bombardeado un “centro de mando” de Hezbolá y una planta subterránea de armas en el sur de Beirut. Además, Israel anunció que tres milicianos del grupo libanés fueron abatidos en ataques adicionales en otras áreas del sur de Líbano.
Poco después de los bombardeos, Israel reportó el lanzamiento de 70 proyectiles desde Líbano hacia su territorio en cuestión de minutos, algunos de los cuales fueron interceptados por sus sistemas de defensa.