Este lunes, al menos 25 personas murieron en una serie de ataques aéreos israelíes en el Líbano, incluyendo a tres miembros de un grupo palestino, el jefe de Hamás en el Líbano y un soldado libanés, según diversas fuentes. Mientras tanto, Hezbolá respondió lanzando cohetes hacia el norte de Israel, en un claro indicio de que el conflicto podría intensificarse.
Netanyahu, quien ha mantenido una postura intransigente contra Irán y sus aliados regionales, afirmó que su gobierno no cesará en su misión de eliminar las amenazas a la seguridad de Israel. “No hay lugar seguro para nuestros enemigos”, declaró.
Israel ha desplegado refuerzos adicionales en su frontera norte con Líbano y ha advertido que está preparado para responder a cualquier provocación con mayor fuerza. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, calificó la muerte de Nasralá como un “paso importante” en la lucha contra Hezbolá, aunque advirtió que “esto no es el final” de las hostilidades.
“Para garantizar la seguridad de las comunidades del norte de Israel, utilizaremos todas nuestras capacidades”, afirmó Gallant durante una visita a los soldados desplegados en la frontera con Líbano.
Hezbolá, por su parte, aseguró que está preparado para repeler cualquier ofensiva terrestre por parte de Israel.
