Israel se encuentra en un estado de conmoción y descontento tras el hallazgo de seis rehenes muertos en la Franja de Gaza.
El descubrimiento de los restos, ha exacerbado la tensión en la sociedad israelí, donde decenas de miles de personas han salido a las calles para exigir un acuerdo inmediato que garantice la liberación de los rehenes que aún permanecen en cautiverio. En Jerusalén, la protesta se intensificó frente al edificio donde está prevista una reunión de gabinete. Manifestantes portando carteles con los rostros de los secuestrados, coreaban “¿Dónde están?” con altavoces.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, enfrenta una presión creciente no solo por parte de la ciudadanía, sino también de la oposición política. Yair Lapid, líder de la oposición, se ha unido a las familias de los rehenes en un llamado a un paro nacional.
La situación plantea un desafío crítico para el gobierno de Netanyahu, que deberá encontrar un equilibrio entre la presión interna y las complejidades de las negociaciones internacionales en medio de un conflicto que ha dejado profundas heridas en el país.
